Estos pasos sonámbulos
Esta desidia repentina
en el desierto de la claridad
Este dolor de pecho me acompaña
desde hace años en todos los placeres
y en todos los trabajos
Es una estatua destruida
Un peso sin razón y una mirada
que se adentra en la noche
Doy testimonio de lo no vivido
De las vilezas cometidas
Ante el tamaño enorme de la nada
Doy fe de lo que he sido
Entre calles y fuentes todavía
conservo la promesa del perdón
y uno mis manos en la antigua senda
Siento la compasión como morada
Siento el sabor a mar de la belleza
Y acojo el sufrimiento
como si respirase a través mío
Y sigo caminando
guiado por la fuerza del camino
Todo tiene su origen en lo uno
y se disuelve en un espejo roto
para volver a arder frente a una vela
Ante el silencio de la vela callo
y acuno esta plegaria
No puedo decidir lo que será
ni puedo desprenderme del pasado
En esta cruz del tiempo saludo a lo viviente
y entrego estas palabras al diluvio
pues no me pertenecen
Su peso me acompaña cuando sueño
Lo acepto y me refugio en un abrazo
La salvación me acuna y ya no estoy de luto