Hemos recordado que al caer la República Socialista de la Unión Birmana se implantó, en septiembre de 1988, el Consejo de Estado «para la Restauración de la Ley y el Orden». La victoria en mayo de 1990 de la «Liga Nacional para la Democracia» fue rotunda, mucho mayor de la esperada, y el «Cerlo» (partido creado enteramente desde el poder, como la había sido su predecesor el «Ppsb») se resistió a entregar el gobierno, hasta el extremo que, cuando su presidente y fundador, Sau Maung, ofreció síntomas de pretender entregarlo a Aung San Suu Cyi, el teniente general Tzan Shue lo apartó del poder.
El «Cerlo» compartía otro aspecto fundamental con el ya derribado «Ppsb» (el cual había cambiado de nombre), además de constituir creaciones del gobierno: ambos habían acometido «vueltas de tuerca» nacionalistas. Oficialmente, el «Ppsb» había marginado a los birmanos no budistas tzeravadas, e implantó normas que despojaron de su carácter birmano a hindúes y chinos. Pero éstos tenían al menos una patria (la de sus abuelos) a donde «volver». Otros birmanos podían ser tratados como «birmanos de segunda», pero todos los oriundos seguían siendo ciudadanos. En cambio, el «Cerlo» procedió especialmente contra una parte significativa de esos oriundos, los rohinyas, y directamente les convirtió en apátridas, cayendo todo rohinya en manos de la arbitrariedad de los funcionarios de un organismo, la NaSaJa, encargada de la inmigración.
La mayoría de los rohinyas no eran cristianos, sino musulmanes, y no constituían una mayoría en región federada alguna: eran una pequeña minoría en el Aracán, no llegando apenas a uno entre veinte en ese estado.
Insistimos: la situación impuesta a los rohinyas por el poder nacionalista había sido de marginación social e institucional durante el partido único del «Programa Socialista». Pero había sido la misma situación que sufrían otras tantas poblaciones no budistas de Birmania. A partir del «Cerlo» instaurado en 1988 tras el «Levantamiento de los cuatro Ochos», se dio un salto cualitativo brutal: los rohinyas no sólo dejaron de ser ciudadanos de tercera como lo eran todos los birmanos no budistas, sino se les extirpó la misma condición de ciudadanos. Su situación pasó a ser atroz.
La tuerca nacional-budista no afloja
El teniente general Tzan Shue mantuvo la política de exclusión nacionalista. La oposición llamada democrática por la prensa occidental (encabezada por su «heroína de la democracia birmana») era durante reprimida pero esta oposición jamás criticó la exclusión institucional. Tzan Shue cambió oficialmente el nombre de Birmania por el de «Myanmar» (nosotros, faltaría más, seguiremos llamando Birmania al país). Asimismo Tzan Shue cambió la denominación del gobierno y la del partido (parece que ambas siempre van a la par en la Birmania contemporánea): en 1997 dejó de llamarse Consejo de Estado para la Restauración de la Ley y el Orden y pasó a denominarse Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo. Ahora teníamos al «Cepd», redactando una constitución presentada como democrática (como no) que le permitiría seguir en el poder.
Pero quizás uno de los cambios más importantes impulsado por Tzan Shue fue incorporar Birmania a la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, la cual tenía, desde 1967, un sentido pro occidental.
“Experto” alemán justifica la atrocidad presente y abre la puerta para la siguiente
En 2007 van a suceder varias cosas. La más llamativa para los medios de manipulación de masas es la desencadenada el 14 de agosto por una alianza de monjes budistas de toda la Unión dirigida por el abad U Gambira, a la cual llamaron «Revolución de Azafrán» (la prensa occidental ya tenía a otro héroe de «la libertad y la democracia» en Birmania). Otro hecho que apenas tuvo eco –en Occidente, pues en Birmania sí lo tuvo, y parece lo estaban esperando– fue la entrada en escena de un politólogo alemán ligado a la Otan, para aprobar académicamente la exclusión de los rohinyas.
En este año de 2007, ese profesor alemán de origen sirio de la Universidad de Hamburgo, Bassam Tibi, «experto en Islam», afirmó que la política nacionalista contra los rohinyas estaba motivada porque éstos (es decir, el conjunto de la población rohinya) habían sido captados por una agencia islamista internacional para imponer la famosa «shariah» en el Aracán. Este «experto» alemán obviaba que la desafección de la totalidad de los rohinyas hacia la Unión Birmana -y hacia la eventual «república propia» soñada por los separatista aracaneses- y las simpatías de muchos de ellos por el «islamismo radical» se debía a una realidad atroz: haber sido arrojados al pozo de los «apátridas» en 1990 y los abusos desencadenados por esa condición (cometidos, ante todo, por la NaSaJa). Tal explicación fue recogida, como no, por los medios de difusión birmanos y empezó a extenderse en las incipientes redes sociales: lo decía un «sabio de Occidente», un profesor universitario de Alemania.
Esto se unía a la campaña que, bajo el manto de la defensa de la identidad nacional birmana, «amenazada por la invasión» de población ajena a su identidad (los cuales se reproducían como «plagas africanas» según sus términos) venía lanzando el abad Wiratzu Ashin del monasterio de Masoeyein contra los musulmanes en general y los rohinyas en particular. Su campaña fue tan extrema que los militantes lo encerraron por incitar a la violencia directa. Pero el monje budista y el académico alemán alimentaron otro paso cualitativo: justificar un genocidio en toda regla.
El levantamiento de verano de 2007 recibió el apelativo mediático de «Revolución de Azafrán» por el color de los monjes. Aunque el motivo inicial de las protestas fuera el aumento astronómico de la gasolina decretado por el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo del teniente general Tzan Shue, protestas que se convirtieron en revuelta cuando se extendió la noticia que un monje había sido torturado y muerto en el calabozo por la policía, tales protestas fueron consideradas democráticas por la prensa occidental. Tal levantamiento no pudo derribar al «Cped», pero Tzan Shue fue siendo sustituido por el primer ministro Tzein Sein. En 2008 se promulgó una constitución que prohibía compatibilizar los cargos en el gobierno con la Cámara de Representantes o con la Cámara de las Nacionalidades.
En abril de 2010, Tzein Sein fundó el Partido del Desarrollo y la Unión Solidaria (de nuevo un partido creado desde el gobierno) al tiempo que se preparaba para suceder como jefe de estado a Tzan Shue para el año siguiente. En noviembre se levantó el arresto domiciliario a Aung San. Cuando Tzein Sein accedió a la presidencia en marzo de 2011 suprimió el cargo de primer ministro y se disolvió el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo para proceder a la «transición democrática» negociando con Aung San.
Concluía oficialmente el periodo iniciado en 1988.
continuará.