La guerra en Gaza ha despertado amplio rechazo en las sociedades civiles de diferentes países del mundo, mientras que, en la esfera política, continúa siendo un tema de discusión. En Argentina, se pronunció el apoyo indiscutible a Israel durante las campañas electorales de los principales candidatos a presidente, Sergio Massa y Javier Milei: este último ha sido electo presidente de la república en segunda vuelta.
En esta coyuntura, es importante tener en cuenta que Argentina es el país que alberga una de las comunidades judías más grandes del mundo. Sin embargo, como en otros países, ha habido manifestaciones tanto de apoyo hacia Israel como en apoyo de Palestina. Tras los acontecimientos del 7 de octubre, políticos de todo el país condenaron los hechos, incluso el presidente saliente, Alberto Fernández, sumó su voz a los pedidos de liberación de los cautivos argentino-israelíes, y dispuso vuelos para repatriar a los ciudadanos que se encontraban en Israel y necesitaban regresar a Argentina.
Argentina cuenta con embajadas de ambos estados, siendo así uno de los países que reconoce a Palestina como estado independiente desde el año 2010. La Embajada palestina ha impulsado algunas actividades de visibilización y apoyo a la causa del pueblo palestino, en compañía de grupos partidarios opuestos a La Libertad Avanza, partido político de Javier Milei. Por su parte, el Centro Islámico de la República Argentina ha denunciando el genocidio que lleva a cabo Israel sobre el pueblo palestino, y el número creciente de casos de islamofobia.
Con el cambio de gobierno dado en medio de la última guerra en Gaza, la posición del gobierno entrante inclina aún más en favor de Israel, la línea dominante en Argentina, sin dejar espacio apenas para la discusión política de posibles exigencias diplomáticas al estado sionista por sus crímenes de guerra y lesa humanidad, ignorando así la posición histórica argentina de condenar este tipo de actos.
El libertario Javier Milei ha demostrado abiertamente su vínculo con el judaísmo hegemónico. Durante estos últimos meses, lo hemos visto junto a quien él llama su “guía espiritual”, el rabino ortodoxo Axel Wahnish. Incluso ha afirmado que fue electo “por la voluntad del creador”.
Luego del balotaje electoral, Milei emprendió su anunciado viaje a los Estados Unidos para reunirse con miembros del gobierno estadounidense y del FMI, viaje donde incluyó, como actividad personal, visitar la tumba de Menajem Mendel Schneerson, el «Rebe de Lubavitch» (séptimo capitel de su dinastía jasídica), considerado milagroso. De esta manera, Milei se presentaba ante la tumba de esta figura para “agradecerle” lo conseguido en su carrera política.
Por otro lado, J. Milei ha retrasado su anunciado viaje a Israel por cuestiones de seguridad. Esta decisión no impidió que recibiera felicitaciones por su elección como presidente argentino de parte de varios políticos israelíes y, en un comunicado oficial, Benjamín Netanyahu lo felicitó por su victoria, y agradeció su apoyo a Israel en la «Guerra contra Hamás». Netanyahu también expresó que considera a Milei un verdadero amigo del «pueblo judío» y agradece su intención de trasladar la embajada argentina a Jerusalén, invitándolo finalmente a visitar Israel.
Siguiendo con las comunicaciones y visitas, Milei recibió al ministro exteriores israelí Eli Cohen y a familiares de los cautivos que viajaron para su acto de asunción. Junto a Diana Mondino, nombrada como ministra de relaciones exteriores, se han mostrado interesados en formar parte de las negociaciones para liberar a los cautivos restantes, y han ratificado su condena a Hamas, al que planean incluir en la lista de organizaciones terroristas de la República Argentina.
Acompañada del sionismo… y acompañada del supremacismo ruteno.
No ha perdido ocasión de asistir, a la toma de posesión de Milei, Volodimir Zelensqui, máximo dirigente del nacionalismo ucraniano (el cual sostiene que ucranianos sólo son quienes hablan en ruteno), gran responsable de la guerra en su país por odio a los rusos (tanto hacia los ucranianos rusos, a quienes condena por hablar en su lengua -hasta en los parques, si un padre se dirige a su hijo en ruso-, como a sus vecinos de la Federación Rusa).
Aunque también ayudó para provocar la guerra las encuestas que daban ganador en las elecciones presidenciales a su gran rival Victor Medvedchuq. Pero éste fue un motivo individual, evidentemente: el que sirvió para movilizar a buena parte de las masas fue el supremacismo ruteno, la rusofobia alimentada durante un cuarto de siglo en medios de manipulación y escuelas ucranianas.
Una de las frases más acertadas de Isabel Díaz Ayuso ha sido «los nacionalistas catalanes no buscan lo mejor para Cataluña sino lo peor para España». Eso vale para todos los nacionalismos del mundo (catalán, español, ucraniano, judío, árabe, hutu…). ¿Eso quiere decir que Milei es nacionalista argentino o porteño?
No. Milei es lo que algunos llamamos un anglosionista. Argentina ya contó en el XIX y buena parte del XX con un bando hegemónico anglomaniaco, representado por los liberales nacional-autonomistas, responsable de las matanzas contra varios pueblos patagones (mapuches, tehuelches y ranculches) entre 1878 y 1885 -al más crudo estilo gringo- y del exterminio (que fue completo) de los selqonam (o «selq’nam») de Tierra de Fuego por «encargo» de Gran Bretaña» a finales del XIX y principios de XX.
Según Milei y compañía, Argentina debe «incorporarse» (es decir, subordinarse) al bloque EeUu-Gran Bretaña-Estado Sionista, lo que «El Peluca» denomina «La parte Civilizada de la Vida».
Lo de Millei es demencial… pero en realidad los tres candidatos finales (Millei, Massa y Bullrich) son sionistas y totalmente vendidos a intereses económicos. Es triste cuando se habla de democracia pero no hay alternativas más que en la apariencia.
Así es, don Abdennur. Massa era (es) un sionista «moderado». Bullrich no era (no es) menos sionista que Milei, y éste se distingue de los otros dos por su histrionismo en varios campos, entre ellos su entusiasmo desacomplejado hacia el Estado sionista.
También hay que analizar cómo y porqué campos políticos como el post-peronismo y el post-radicalismo han cometido tantos errores y se han dejado llevar por la corriente, al punto que han hundido la Argentina y colocado a su población entre el incendio (seguir con lo que hay) y arrojarse al precipicio.
Muy acertados comentarios. Zelenski ha servido de símbolo en esta oportunidad. Su presencia y la atención que le han prestado desde el nuevo gobierno y los medios no es más que una forma de mostrar la dirección que tomará el Estado argentino en adelante. Un no a Rusia y un sí a estar alineados al imperio rancio de EEUU, en apoyo incondicional a İsrael y en «alianza bilateral» con Ucrania, Argentina se suma a las derechas mundiales q hoy las vemos destilando odios y deshumanidad. Un narcisismo social que ha ganado en las urnas haciendo eco de discursos que poco los representan y mucho les han mentido.
En épocas «pos» la legitimidad de los gobiernos peronistas y radicales históricos tendrán que revisarse y resignificarse. La justicia social y el progreso «para todas y todos» no pueden ser consignas que se dejan en el pasado en un país con estos índices de pobreza, de violencia y de necesidades. Argentina se está aislando del movimiento global hacía la multipolaridad, «avanzando» a lo más condenable por estos días.
Gente como Milei, Ayuso y otros ganan por el atrevimiento. La gente está muy ganada por lo mundano y muy despegada de las cuestiones morales, de la valentía, de la honradez, de la compasión, la justicia, la verdad, tal cuales. Sí, se cree en ellas, pero no como algo que deba regirnos, sino como ideales allá, a saber en qué capa de la estratosfera. Aquí, en nuestra capa, prima lo que prima, lo mundano, el éxito, la moda, lo «in», los «me gusta»s, los influencer del momento, o del segundo. En un ambiente así, gana la magia, porque recurriendo a los vocabularios con solera, finalmente lo que se nos ofrece es magia. Como ese tío es tan atrevido, dice cosas que tan chocantes y tiene, digámoslo otra vez, atrevimiento, por no sabe una qué circuito cerebral, llegamos a creer, o al menos esperar, que esa cosa desfachatada que proclama, en realidad, si va a resultar y además, eso(s) es(son) lo(s) que siempre ha(n) mandado. Sí, imperio anglosajón, los poderosos que han imperado imbuidos del convencimiento de su propio derecho a mandar en todo. En realidad es el culto o el miedo o la reverencia al poder, que, valga también la redundancia, es el único que puede. Los demás son pordioseros que pelean por cosas que sabemos que no van a ser nunca. La realidad manda y la realidad dice que el que puede puede y el que no se hunde y el poder es el poder. Punto. Creemos que del poder, si nos juntamos a él, si le lamemos el culo, algo se nos va a pegar, se nos va a contagiar y así saldremos del peligro de vernos con los perdedores, que es lo último que se debe ser y le hace a uno culpable y merecedor de todos los males.
El mundo de hoy día -no digo que sea peor que el de otras épocas, imagino que más o menos lo mismo-, pero, como sea-, es un mundo muy mundano, con muy poca introspección, con muy poco reflexión, con muy poco reposo, sin ninguna cautela.
Yo creo que los valores morales hoy día son muy tímidos. Saben que no pueden competir con lo mundano, que no tienen tirón, pero lo cierto es que no son las ideologías lo que nos va a rescatar, porque, lo mismo que las religiones, son comprables, corruptibles y falsificables y al final quienes creen seguir una ideología se siente engañados porque se da con grupos de personas que, con tal de ganar y sacar provecho, con tal de «triunfar», se sirven de esa ideología y no la sirven.
Creo que lo suyo sería que los valores morales recuperaran algo de terreno y de autoestima y no tuvieran tanta vergüenza de mostrarse. Finalmente lo que vemos que prima en Gaza es un residuo, o sobras, de sentido moral librando una lucha denodada contra el mundanismo. Casi debiéramos dar las gracias a la causa Palestina porque parece que es ahí donde se han quedado adheridas esas cosas tan simples, tan poco «glamurosas» como son la verdad, la justicia, la fidelidad, la lealtad, el sacrificio, la entrega…
Que Dios nos de fuerzas y convicción para mejorar algo.
Dicho todo lo anterior. Sí me importa decir que deseo a la Argentina, lo mejor del mundo. Que Argentina vaya mal es una desgracia para todos y que fuera bien no dejaría de ser un gran empujón. Rezo por ello y, gracias, Melina, por la visión que nos has dado.
gracias a ti Carmen por tus palabras y buenos deseos