El dar al que se refiere el Corán y por ello las escrituras anteriores, nada tiene que ver con la idea de limosna tan arraigada al pensamiento cristiano e islámico actuales, una actitud que antaño fue clave para la expansión de ambos mensajes. No se trata de ser el buen samaritano, en esto no, sino que el dar al que se refiere es un DERECHO del que tiene necesidad, eso es algo que se repite una y otra vez. Es la distribución equitativa que hace posible el Qist, el orden divino con el que Al-lah mantiene su creación; Al-lah da testimonio –como [hacen] los ángeles y todos los dotados de conocimiento- de que no hay deidad sino Él, Quien mantiene el equilibrio (la equidad, Qist) no hay deidad sino Él, el Poderoso, el Realmente Sabio. (Ali Imran:18) . Por otro lado en la sura Al Hadid, dice lo siguiente; En verdad, hicimos llegar a Nuestros enviados con todas las pruebas de la verdad y hicimos descender por medio de ellos la revelación y [os dimos así] una balanza [con la que sopesar el bien y el mal], para que los hombres se conduzcan con Qist, equidad, equilibrio; e hicimos descender [para vosotros la habilidad de utilizar] el hierro, que encierra un tremendo poder y también [es fuente de] beneficios para el hombre: y [os fue dado todo esto] para que Dios distinga a los que Le defienden a Él y a Su Enviado, aun estando Él fuera del alcance de la percepción humana. ¡Realmente, Al-lah es fuerte, todopoderoso! (57;25). Entiendo con esto que la llamada profética es a vivir en equilibrio que a su vez está inscrito en la fitra como muestra sura Rum aleya 30, tanto en el ámbito personal como el social. Y que ese equilibrio debe ser defendido a capa y espada. La economía juega un papel determinante en las sociedades y es además fruto de discordia y codicia. El planteamiento coránico parte de la sabaha, del fluir como fluye todo lo que nos rodea. Dad el día de la cosecha 6:141 y la parábola de la gente de la finca de Al Qalam que se arruinan por no querer dar ese derecho muestran, o al menos así lo entiendo, que el reparto debe ser dinámico y eso es en el momento en que se obtiene el fruto del esfuerzo. En cuanto al cuánto es una pregunta ya planteada y respondida en Al Baqara como aquello que para uno es superfluo, aquello que excede a las necesidades. La esquina del huerto o aquello que cae al cosechar como dice la Torá. ¿A quienes se debe dar?; Y da a los allegados lo que es suyo por derecho, así como al necesitado y al viajero, pero no derroches [tus bienes] sin sentido. (Al Isr´a:26) En otra aleya muestra como esos allegados comienzan por los padres. Al Qurba tiene también el significado de parientes. El Corán hace especial hincapié en mantener los lazos de parentesco y esto visto desde la óptica del reparto dinámico de la riqueza entiendo que se trata de hacer prosperar, en la medida de las posibilidades, a quienes son más cercanos y no disponen de los medios necesarios para ello. En ese caso, sus allegados más pudientes tienen la obligación de ayudarles ya que se trata de un derecho. Y esto parte de que las facultades para poder realizar un trabajo remunerado o no, son dadas por Al-lah y no un logro personal donde quepa la vanagloria. Él da, el que recibe tiene más derecho pero no todo y lo que hace es dar tal y como Él, exaltado sea, da, a eso se le llama hacer salat, adherirse a, seguirla estela de lo divino, seguir el Sabil, transitar en el camino de Al-lah. De hecho el Corán muestra en la historia tan repetida del pueblo de Zamud que ese derecho no es algo exclusivo de los humanos al señalar el derecho de la camella a abrevar por igual que las camellas de los más pudientes y que no dar ese derecho es traspasar los límites del equilibrio (tagha) y tiene como consecuencia “el castigo divino”. En la sura At Tawba aleya 60 menciona los distintos estados en que deben encontrarse los receptores de las sadaqas, que por mucho empeño de referir eso al impuesto zakat, la palabra, tan precisa como el resto dice sadaqa; Las sadaqat son únicamente para los pobres, los necesitados, los que se ocupan de ellas, aquellos cuyos corazones deben ser reconciliados, para la liberación de seres humanos de la esclavitud, [para] aquellos que están agobiados por deudas, para extender el camino de Al-lah y [para] el viajero [esta es] una PRESCRIPCIÓN de Al-lah, y Al-lah es omnisciente, sabio. (9:60) Vemos con todo esto que no se trata de dar limosnas sino de dar un derecho prescrito e inmutable, se trata por tanto de repartir de forma equitativa todo aquello de lo que el ser humano es receptor y que en este caso involucra directamente la economía para que ésta fluya de manera dinámica. Observando el contexto coránico en su totalidad, se aprecia que el dar una parte de aquello con lo que se nos provee está directamente relacionado con zakat. Pruebas de ello pueden encontrarse en las múltiples llamadas a establecer el salat y dar el zakat que en otras ocasiones se cambia la palabra zakat por; Establecen el salat y de lo que les proveemos dan. Más claro se muestra en las primeras aleyas de la sura Al Baqara y las primeras de la sura Luqmán donde se habla exactamente de lo mismo cambiando; de lo que les proveemos dan, de Al Baqara por; dan el zakat en Luqmán, siendo el mismo Corán el que se explica así mismo. Este precepto lo han entendido perfectamente los judíos en lo que es la Tzedaka como parte fundamental de la justicia social, el problema al que se enfrentan es que esa justicia tan solo la practican entre ellos, y no porque se la Torá la que lo prescribe sino por la interpretación partidista de sus sabios. También es una fórmula usada por los chinos donde los cercanos prestan el dinero para que otros prosperen y puedan abrir negocios sin involucrarse con bancos, aquí la diferencia está en que ese dinero se debe devolver. En esto la propuesta coránica es que el derecho tiene que ver con el estado en el que se encuentra la persona independientemente de su fe y el dinero dado es Al-lah quien lo devuelve y no el receptor. La llamada a hacer a Al-lah un préstamo generoso es una constante en la Escritura. Esta actitud personal de dar una parte del excedente luego se extrapola al campo social donde aquellos que han podido ahorrar más allá de la cantidad necesaria que les permita vivir con holgura, dan una pequeña parte que el gobierno reparte entre la población más desvalida. El impuesto zakat no es originalmente un impuesto religioso sino una muestra de que si una sociedad se basa en la Consciencia divina les es suficiente con un bajo impuesto, de hecho, no hay noticias de otros impuestos durante la gobernabilidad del profeta Muhammad, sobre él la paz, y los impuestos recogidos por sus más inmediatos sucesores en el cargo tenían que ver con propiedades que deban beneficios a la comunidad e impuestos directos tomados de la exportación que dieron paso a la primera sociedad del bienestar donde se establecieron las primeras pagas a jubilados quienes estaban ya exentos de pagar impuestos, así como también pagas para el amamantamiento de los recién nacidos y para aquellas personas cuyo estado de salud no les permitía desenvolverse en el mundo laboral, siendo estas políticas clave para la estabilización de la gran sociedad islámica primera. No fue sino tras el encumbramiento de la casa Omeya cuando el impuesto zakat toma forma de algo puramente religioso bajo la imposición de nuevos impuestos que recayeron en toda la población sin tener en cuenta el estado de necesidad de sus gentes. Una de las herramientas usadas para paliar las necesidades fue la implementación de los Awqaf; Tierras y/o negocios cuyos beneficios servían para cubrir las diferentes necesidades. También el uso de los contratos Qirad jugó un papel relevante en el desarrollo de la sociedad donde un o unos inversores ponían su capital a disposición de quien o quienes tenían oportunidad de comercio y donde se estipulaba la devolución del capital inicial y un pequeño porcentaje de los beneficios que incluso podía ser obviado. Tal es la importancia de que la riqueza sea distribuida que el Corán impide que los ricos se aprovechen de los recursos públicos instándoles a dar a favor de otros en lugar de acumular puesto que todo lo que hay en los cielos y en la tierra pertenecen por entero a Al-lah y que nosotros somos tan solo beneficiarios de un usufructo. Por lo tanto, la distribución de la riqueza comienza de manera individual en cada uno de los creyentes en cuanto obtienen el beneficio del fruto de su esfuerzo. Y solo Al-lah sabe la finalidad última de todas las cosas.
Autor
Precursor del movimiento solidario Ikram. Estudioso del texto coránico y divulgador.
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