Muchos hemos tenido la ilusión adolescente de cambiar el mundo, gastando energías en empresas vanas y buscando, combativos, el mal afuera. A menudo en el proceso nos damos cuenta de que nuestro campo de acción es muy pequeño y como mucho podemos aspirar a sincerarnos y transformar algo dentro. Hacer florecer el pequeño espacio de lo que nos concierne es ya transformar lo político en espiritual; y es conectar lo interior con lo exterior. Y, en el fondo, es también hacer política de verdad, porque la política, lo que tiene que ver con la ciudad en sentido etimológico, pasa por sanar nuestras relaciones. Koldo Aldai ha vivido, en carne propia, la conciencia de la injusticia, el anhelo de cambiar el mundo, el compromiso consigo mismo y su comunidad, y el trayecto de lo político hacia lo espiritual. Hoy nos encontramos con él para hablar de su recorrido, bello espejo en el que mirarnos.
Mi credo
He cumplido sesenta años en marzo de 1999, y pienso que es tiempo ya para declarar cuáles son mis creencias....